Los excesos del fin de año

Una vez más las tiendas departamentales, las de abarrotes, misceláneas y hasta pequeños tendejones, volvieron a lucir su estantería de bebidas alcohólicas repletas de las marcas más conocidas y en algunos casos de vinos y licores de importación cuyos precios no están al alcance del común de la población. El “gancho” ha sido la promoción de precios hasta del 50% de su valor real, y, aunque uno sigue observando que permanecen llenos tales espacios, eso es aparente porque los empleados de dichos establecimientos mantienen un movimiento constante de las bebidas mencionadas pues no se explicaría la impresionante cantidad de consumidores que inician los festejos navideños con el ya famoso “periodo Lupe-Reyes” desde que comienza el último mes del año. Y si las familias consumen alimentos propios de la temporada en cantidades no acostumbradas su acompañamiento con bebidas alcohólicas no se queda atrás, de ahí que los noticieros de la televisión difundan reportajes en donde hombres y mujeres presumen lo que comieron y bebieron, principalmente las noches del 24 y 31 de ese mes, con la consabida “cruda” al otro día.

Producto de tan arraigados hábitos son el incremento del peso corporal, la descompensación en quienes padecen enfermedades crónico degenerativas como la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, las que se manifiestan con complicaciones en diversos órganos, aparatos y sistemas de nuestro organismo. Pero de manera contradictoria esas mismas personas dando las 24 horas del 31 de diciembre inician el rito de desear a todo mundo que para el nuevo año disfruten de salud como el principal motivo de su vida cuando ellos no se preocuparon por evitar los excesos ya señalados y continuarán estos últimos a ese ritmo decembrino hasta que cumplan con otra costumbre culinaria muy arraigad en nuestra sociedad: la “Rosca de Reyes” con una buena taza de chocolate o de algún atole. Tal vez podrían complementar estos hábitos los tradicionales tamales y atoles en el festejo del Día de la Candelaria del dos de febrero. En realidad no trato de inducir a nadie para que se aparte de dichos comportamientos, lo relevante es continuar con el disfrute de alimentos y bebidas pero con moderación, precisamente con la sana y sabia conducta de la prevención y con ello mantener la salud física y mental. Es posible que podamos gozar de las delicias de riquísimo arte culinario de nuestro país y su maridaje con buenos vinos y licores con nuestras familias y amistades e incluso darnos el lujo de desvelarnos un poco pues una amena conversación resulta ser sumamente edificante. Repito, todo con medida, con moderación.

¿Por qué tanta insistencia en este slogan? Tan simple como el razonar que la obesidad y el aumento de la presión arterial no ocurren de la noche a la mañana, se requiere de un tiempo relativamente largo y que los individuos que llegan a excesos en la ingesta de alimentos hasta llegar a la gula seguramente esa mala práctica no ocurre solo en diciembre y enero, sino que dichas personas observan esa conducta todo el año y en el periodo que comento llegan a la cima, para iniciar un nuevo ciclo el año siguiente, entiéndase después del dos de febrero. Lo mismo se puede colegir con el consumo de bebidas alcohólicas; el resultado al cabo del tiempo permite comprender que la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y sus complicaciones hasta llegar al síndrome metabólico, así como la cirrosis hepática por alcoholismo, determinan que esos padecimientos sean la base de las primeras causas de la mortalidad en nuestro país, al tiempo que nos sitúan en los primeros lugares a nivel mundial. Es muy lamentable y preocupante que esos problemas de salud ocurren en personas jóvenes, hombres y mujeres. Observe Usted el ambiente en que vive en nuestra ciudad, ejemplo de alguna manera de nuestro país, y podrá darse cuenta de la cantidad de personas con sobrepeso y obesidad. ¿No es para preocuparse? Lo deseable es que veamos lo contrario, es decir individuos esbeltos producto del autocuidado de su salud, de excelentes hábitos de vida, de realizar todo el año ejercicio físico y de una apropiada alimentación. Eso es prevención y actuar con inteligencia y sabiduría para gozar la

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