La música y sus efectos sobre la salud. Recuerdos de mi juventud y más


La música me ha acompañado desde mi niñez, yo diría desde que estuve en el seno materno en calidad de primogénito, pues seguramente mi madre, como muchas futuras mamás, me arrulló con su canto durante su embarazo y luego continuó al lado de mi padre, en el periodo de mi niñez y adolescencia. Formó parte de mi formación al lado de ellos y me acompañó, sobre todo, cuando estuve como encargado de un expendio de pan en los dos primeros años de mis estudios de secundaria, donde disponía de un pequeño radio, el que mantenía encendido durante las horas en que permanecía en ese pequeño negocio hasta que me sustituía mi madre. Mi contacto con lo que puede llamarse la buena música ha llenado gran parte de mi vida. Por un lado a mi madre le encantaban los tangos y los cantaba con una voz extraordinaria; recuerdo algunos de ellos, como “Mano a mano”, “Gira”, “Caminito”, “Volver”, “A media luz”, “La cumparsita”, “Nostalgias” y “Noche de reyes”; a mi padre, que también le gustaba el canto, se embelesaba con las canciones de Agustín Lara y sus intérpretes: Avelina Landín, Amparo Montes, Toña “La Negra”, Pedro Vargas, entre otros. Eran los años 50´s y 60´s, aunque ambos ya cantaban las melodías de estos y otros cantantes de la década anterior.

Me tocó escuchar y saborear buena música, la que programaban las estaciones de radio de la hoy Ciudad de México (CDMX): la XEW, XEQ, Radio Centro, Radio Hit, Radio Mil, Radio 620, Radio Universidad, Radio Variedades, la llamada “Pantera de la Juventud”, etc.; me acuerdo que había en una de ellas un slogan que decía “Música ligada a su recuerdo”. Llegué a apreciar la música de directores de orquesta extraordinarios, como Ray Anthony, Lex Baxter, Les Brown, Glen Gray, Billy May, Paul Weston, Stan Kenton, Harry James, Nelson Riddle, Jackie Gleason, Chuy Reyes, Benny Goodman, Dave Barbour y Cliffie Stons. Debo decir que muy poco escuché del famoso Glen Miller desaparecido durante la 2ª. Guerra Mundial.

Por supuesto que me estremecí con la música de los Beatles y luego con el nacimiento de los múltiples grupos de música anglosajona. Fue una época de ensueño al escuchar a Bill Haley y sus Cometas, The Platters, The Doors, The Rolling Stones, Credeence Clearwater Revival, The Outsiders, Roy Orbison, The Little Richard, Chubby Checker, Elvis Presley y muchos más; y escuchar también a los conjuntos musicales de México: como los Teen Tops, los Rebeldes del Rock, los Llopis, Los Hitters, los Hooligans, los Locos del Ritmo, los Apson, los Camisas Negras, Los Sinners, y luego a solistas como Enrique Guzmán, César Costa, Alberto Vásquez, Fabricio, Manolo Muñoz, Angélica María, principalmente. También gusté y lo sigo haciendo, de la gran producción vernácula de nuestro país, con extraordinarios intérpretes; así mismo, de los grandes tríos que llenaron una época de oro: Los Panchos y con Eydie Gormé, Los Tecolines, Los Tres Diamantes, Los Tres Ases, Los Tres Caballeros, Los Tres Reyes, Los Santos, Los Duendes, Los Delfines, Los Galantes, Trío Kipús, Los Caminantes, Los Dandis, Trío Montejo, Los Calaveras, Yolanda y su Trío Perla Negra, Hermanos Martínez Gil, Los Peregrinos, Trío Culiacán, Los Fantasmas, Johnny Albino y su Trío San Juan, Virginia López y su Trío Imperio, Los Jaibos, Trío Monterrey, Trío Guayacán, Trío Halcones, Los Soberanos, Los Embajadores, Trío Aries y el Trío Sensación, también a los Cinco Latinos, Los Churumbeles de España, al Cuarteto de Los Rufino, etc.

La música, de acuerdo con el vulgo es un “levanta muertos”, escuchar una pieza musical agradable a nuestros oídos es volver a vivir, nos da tranquilidad, paz a nuestra mente si sufrimos de estrés o ansiedad, si padecemos alguna enfermedad aguda o prolongada. La música tiene muchos beneficios físicos y psicológicos para la salud pues nos ayuda a regular nuestras emociones. En ese sentido su impacto es formidable. A aliviar el dolor y a mejorar nuestro estado de ánimo. Provoca la liberación de sustancias químicas en el cerebro como neurotransmisores y hormonas que pueden generar reacciones emocionales y evocar recuerdos y sentimientos, además de promover los vínculos sociales.

Realmente no tenía inclinación por ningún tipo de música. La enorme variedad era totalmente de mi agrado. Gocé con el impactante ritmo del Chachachá, del Danzón con extraordinarias orquestas como las de Carlos Campos y Acerina, el Mambo y luego El Dengue, con Dámaso Pérez Prado. Pero también disfruté enormemente con la música de Las Sonoras Santanera y Matancera, así como la hilarante orquesta de los Xochimilcas; y qué decir con la música instrumental de Frank Pourcel, Mantovani, Billy Vaughn, Ray Coniff, últimamente con Richard Claiderman y localmente con el órgano melódico de Juan Torres. Agrego también la llamada música de protesta y la de origen sudamericano.

Mención aparte merece mi predilección desde siempre por la música clásica; al respecto, no tengo alguna preferencia. De niño me causó un gran impacto haber escuchado en la radio a Nicolo Paganini, virtuoso del violín; pero también a afamados guitarristas españoles y mexicanos, y qué decir de Beethoven, Mozart, R. Strauss, Tchaikovsky, Rossini, Vivaldi, J. Strauss Junior, Haydn, Bizet, Mendelssohn, Schubert, Brahms, Wagner, Haendel, Puccini, Verdi, Dvorak, Ravel, Ketelbay, Bach, en fin, una pléyade de genios musicales que siguen brillando con luz propia. Pero también me agradó y me gusta escuchar música norteña como la de los Alegres de Terán y las melodías interpretadas por grupos de mariachis como el famoso Vargas de Tepatitlán, Jalisco y de los grandes de la canción mexicana: Pedro Infante, Jorge Negrete, Javier Solís y Vicente Fernández. Tuve la oportunidad y el privilegio de asistir, solo, con la autorización de mis padres, a magníficos espectáculos en vivo, cuando todavía se mantenían en el gusto del público los teatros Lírico e Iris, y luego el Blanquita en la Ciudad de México. En ellos me deleité con la extraordinaria voz de cantantes como Agustín Lara, Pedro Vargas, Daniel Santos, Toña la Negra, Bienvenido Granda, Olimpo Cárdenas, Julio Jaramillo y conjuntos musicales como Carlos Campos y su orquesta, Dámaso Pérez Prado, Los Xochimilcas, etc. Un lugar aparte lo ocupa nuestro genial Armando Manzanero con tantos éxitos musicales. También debo decir que ya en la madurez de mi vida vi y escuché, en vivo, a Ray Coniff, coros y orquesta, en la Ciudad de México, así como también a Los Platters en la Ciudad y Puerto de Acapulco.

Por falta de espacio no mencioné a enormes figuras de la canción hispanoparlante como la de los cantantes de España: Julio Iglesias, Sabina, Rocío Durcal, Raphael, Rocío Jurado, Lola Flores, Isabel Pantoja, José Luís Perales, Mónica Naranjo, Natalia Jiménez, a los brasileños Roberto Carlos y Nelson Ed, a los Argentinos Leo Dan, Palito Ortega, Facundo Cabral y Diego Verdaguer, a portorriqueños como José Feliciano; y también a personajes musicales de otros países como Francoise Hardy de Francia, Laura Pausini y Andrea Bocelli de Italia. Por supuesto que la música instrumental de todo el mundo resulta ser una maravilla musical que se cocina aparte, lo mismo acontece con las voces extraordinarias de los cantantes de ópera como Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y José Contreras.

Escuchar música es sumamente saludable; es como reír y carcajearse todos los días. Puedo decir que al igual que la risa la música es un remedio para la salud. Una mente sana generalmente se correlaciona con un cuerpo sano. Pero ahora yo pregunto: ¿Las nuevas generaciones de niños y jóvenes realmente tienen un repertorio musical tan amplio y variado como el comentado? O ¿Simplemente sus castos oídos están dedicados a escuchar música corriente, cuyo contenido es insulso y banal? Porque es cosa de todos los días que algunas de las radiodifusoras de nuestro país y las locales, con sus obvias excepciones, programan materiales sin sentido, de mal gusto, que se recordarán cuando más una semana, principalmente de una corriente musical que ha invadido casi todo el país. ¿Estamos en franca decadencia social? ¿Es eso saludable?”

Nota: Publicado únicamente en mi autobiografía, Modificado y ampliado exclusivamente para esta presentación.  

 

 

 

 

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