Lo que el viento se llevó
No hago referencia en este texto a la extraordinaria cinta cinematográfica de 1939 en la que actuaron dos magníficos actores a la cabeza de un gran reparto: Vivien Leigh y Clark Gable; de hecho lo que voy a comentar nada tiene que ver con dicha película, únicamente tomé el título para acomodarlo a lo que nos pasó a los mexicanos del 2019 al 2024 en materia de salud, pues dígase lo que se diga uno de los grandes fracasos de la llamada 4T fue precisamente el manejo de esta última, a tal grado que en vez de incrementarse la esperanza de vida retrocedió dicho indicador cuatro años, colocándonos como el país con mayor descenso en ese rubro entre los que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, OCDE. Viéndolo bien, debí emplear la palabra tiempo en lugar de viento, pero para el caso es igual porque en la película el factor tiempo tuvo una influencia indiscutible en los sucesos que se relatan.
Colocándonos en nuestra realidad, en el México de Hoy, pasados los actos de toma de posesión de la hoy presidenta de un país de más de 130 millones de habitantes, misma que aposentada en su hogar y oficinas de Palacio Nacional, también como su antecesor, dio inicio al proceso de confirmación de lo que indudablemente ya sabía antes de asumir la máxima responsabilidad, histórica por cierto, como la primera mujer presidenta de nuestro país, que no lo recibiría en charola de plata, con un mayor grado de desarrollo social, político y económico, superior al que dejó Enrique Peña Nieto. Quizás destaca el hecho de que se mantuvo el respeto a la autonomía del Banco de México del que sabemos, por datos oficiales que mantiene en su bóveda la cantidad de 225 mil millones de dólares. No voy aquí a repetir los múltiples debes que han sido señalados, con datos duros de la oficialidad y que han determinado que México sea un país muy distinto al del 2018, tal vez dirigido hacia el colapso si el gobierno federal de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no toma con energía y determinación las medidas que minimicen los daños y modifiquen la ruta para trasladarnos hacia el desarrollo que tanto anhelamos. En síntesis no queremos un segundo piso de la llamada 4ª Transformación, que solo es un slogan de tipo político, sino que requerimos que el país se reconstruya y se evite la polarización que tanto daños nos ha causado.
Mi propósito u objetivo está enfocado a lo que tiene que ver con la salud de los mexicanos; es cierto que debemos aspirar a tener un sistema nacional de salud de calidad, que implica efectividad y eficiencia y que sus resultados sean evaluados por entes internacionales como la OMS, para otorgarnos un certificado con el que ahora sí podamos presumir que nos codeamos con los mejores sistemas del mundo, sin esperar que se nos compare con ningún país en particular.
En ese tenor para nadie que se precie de estar informado sobre el tema no hay duda alguna que el manejo de la política de salud establecida en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024 fue un soberano fracaso. Los datos oficiales ahí están. Precisamente con estos últimos el Dr. Pablo Antonio Kuri Morales, ex Subsecretario de Prevención de Salud de la secretaría del ramo y ex presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Púbica ofreció la magnífica conferencia magistral “Sistema de salud mexicano” en el marco del Congreso y Reunión anual con el que la Sociedad Oaxaqueña de Salud Pública celebró su 60a Aniversario el fin de semana pasado. Lo trascendente es que el afamado salubrista concluyó su presentación con propuestas precisas y factibles de aplicar por el gobierno que inicia su andar.
Para que no se den pasos en falso como ocurrió en la administración anterior es imprescindible que se reorganice el llamado sector público de salud (SSA, IMSS, ISSSTE y DIF, entre otros) y que la secretaría del ramo asuma su función rectora pues actualmente da la impresión que el IMSS Bienestar es la dependencia que tiene en sus manos la conducción del sector, mientras que la SSA se desempeña en un mar de desatinos lo que ha dado lugar a que sus trabajadores laboren sin sentirse identificados y sin la pasión que los caracterizaba, todo ello por la carencia de liderazgo desde el más elevado nivel. Hago votos porque el Dr. Kershenobich haga sentir su presencia.
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