Megalópolis del mundo al borde del colapso

 

De entrada me parece que una definición de megalópolis está relacionada con la unión de varias metrópolis en una gigantesca extensión territorial , lo que conlleva a una impresionante población de millones de habitantes, un ejemplo de ello ha ocurrido con el centro de nuestro país constituido prácticamente con la fusión de la Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Puebla, Morelos, Querétaro y Tlaxcala; entre todas esas entidades suman aproximadamente 32 millones de individuos en un territorio de 240 municipios que albergan a su vez 14 metrópolis.

Aun así, esta monstruosa megalópolis no está incluida entre las más grandes del mundo, pues con algunas variaciones en las diversas fuentes de datos de esta naturaleza las diez que nos superan son. Cantón, China; Tokio, Japón; Delhi, India; Shanghái, China; Yakarta, Indonesia; Manila, Filipinas; Bombay, India; Sao Paulo, Brasil; Osaka, Japón y Dhaka, Bangladesh. Algunas versiones colocan, además, a El Cairo, Egipto; Beijing, China; Nueva York, Estados Unidos de América; Seúll, Corea del Sur; Pekín, China; Hong Kong, China; Calcuta, Bombay y Delhi, India y Kuala, Lumpur.

¿Por qué al borde del colapso? L realidad es que prácticamente en todas ellas el denominador común es el anárquico crecimiento de las urbes que las componen y la complejidad de poder organizarlas y administrarlas, de lograr la aplicación de planes de desarrollo urbano y por lo mismo de poder satisfacer sus requerimientos en toda clase de servicios públicos,; puede afirmarse que no hay presupuesto que alcance y esto se traduce en la existencia de una gran variedad de deficiencias entre los grupos sociales que conviven en ese gran territorio, en donde convergen zonas residenciales de alto nivel económico con las llamadas zonas del proletariado en el que sobrevive la población más paupérrima.

En la de México se exhibe toda la problemática social de la sobrepoblación, que se distingue por un crecimiento incontrolable e irreversible, donde la carencias en materia de agua para consumo humano, control de toda clase de desechos orgánicos e inorgánicos, insuficiencia de transporte urbano de pasajeros, manejo ineficaz del tráfico de toda clase de vehículos de motor, falta de dotación, entre otras necesidades, de vivienda digna, oferta de servicios de salud de calidad y calidez en los tres niveles de atención compatible con los núcleos de población, aplicación de un modelo de seguridad para abatir las crecientes cifras de toda clase de hechos delincuenciales: homicidios, feminicidios, actos de extorsión al comercio formal con el llamado “cobro de piso”, trata de blancas <comercio sexual incluso de niños>, actos de desaparición de personas <ancianos, niños, discapacitados, recién nacidos> , otro tipo de hechos violentos como los accidentes de tránsito y los suicidios, vandalismo, robo a casa habitación y de vehículos con empleo de violencia, robo a transeúntes, venta de drogas ilícitas, venta de toda clase de artículos de procedencia asiática sin ningún control gubernamental, falta de atención expedita de toda clase de desastres provocados por la naturaleza y por los propios humanos <inundaciones, incendios, terremotos, etc.> Los recientes efectos de los fenómenos hidrometeorológicos como los ocurridos en Chalco y otras áreas urbanas y suburbanas por donde atraviesan varios ríos, que provocan graves pérdidas económicas en cientos de familias y afectan su salud, además de dejar una estela de población damnificada, sobre todo cuando ocurren deslaves en zonas montañosas que colindan con áreas habitacionales, etc.

Vivir en una megalópolis resulta ser un martirio del diario porque trabajadores, estudiantes, amas de casa y toda clase de personas tiene que emplear un exceso de tiempo en el traslado a sus empleos, escuelas, servicios de salud y toda clase de oficinas administrativas. En fin, tengo la impresión de que la problemática planteada es irreversible y cada día que pasa se acaba el tiempo para la ocurrencia de catástrofes de gran magnitud, de ahí que esto último es congruente con el título del presente artículo. Dígame Usted, amable lector, estoy en lo cierto o peco de pesimista. ¿Tiene solución?





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