Como Juárez, soy indio de raza pura
Era el 20 de julio de 1921, en un humilde hogar del municipio de Teococuilco de Marcos Pérez, territorio del distrito de Ixtlán, Doña Cesárea López dio a luz al primero de sus tres hijos, Elías, los otros dos serían Isabel y David; su orgulloso padre Don José Guadalupe Ramírez Ruiz fallecería muy pronto dejándolos en la orfandad ante su atribulada madre, quien tuvo que enfrentar la realidad haciéndose cargo de los terrenos de siembra que poseía la familia en la falda de las montañas aledañas y del poco ganado que pastoreaba Don José. Ese macizo montañoso abundante de pinos y otras especies de árboles se localiza a 63 kilómetros de la capital del estado de Oaxaca y en días soleados pareciera que el cielo está al alcance de la mano y por las noches todo el universo es poco cuando se admira desde ese terruño de la Patria. Ahí nació poco más de un siglo antes de los hechos que narro uno de los hombres más célebres de la serranía oaxaqueña, el Licenciado Marcos Pérez Santiago, quien junto con los Licenciados Benito Pablo Juárez García y Miguel Méndez Hernández, originarios de San Pablo Guelatao y San Mateo Calpulalpan, hoy de Méndez, constituyen la llamada “Trilogía serrana”, orgullo de sus descendientes. El Licenciado Marcos Pérez llegó a ser protector y maestro de derecho constitucional del joven oaxaqueño Porfirio Díaz Mori, quien con el tiempo llegaría a dirigir el país por más de 30 años. Teococuilco significa “En el templo de la culebra pintada, también “Lugar donde aúllan los animales pintados”. Fuente: Wikipedia. Se considera que es la población más antigua de la Sierra de Ixtlán.
Elías se dedicaría durante su infancia a apoyar a su madre en las rudas tareas del campo para que subsistiera la familia, cursó la educación primaria y cuando tuvo 16 años decidió trasladarse a la capital del estado en busca de un mejor porvenir; el drama de su auto destierro con su señora madre no fue menor. Fue contratado por un comerciante español quien lo instruyó como vendedor de telas y rebozos en su negocio de los Portales, incluso hizo un recorrido a caballo hasta la costa y su mercancía la cargó una mula sobre sus lomos. Esa dura experiencia lo obligó a pedir el consejo de un maduro profesor de San Pablo Huitzo, Don Manuel Pérez, quien lo alentó para que se fuera con él al entonces Distrito Federal donde daba clases en una escuela pública. Con su apoyo estudio la secundaria y bachillerato en sendas escuelas internado y al concluir esa preparación se refugió en el ejército para sobrevivir acuartelado y con un salario; alcanzó un rango inferior en la Escuela de Transmisiones pero su sed de conocimiento lo llevó a tratar de incorporarse a la Universidad Nacional Autónoma de México para realizar la licenciatura de abogado; no pudo, porque a la prematura muerte de su madre tuvo que recibir a sus hermanos a los que mantuvo por un tiempo teniendo que trabajar, a pesar de su nivel escolar, como intendente en las instalaciones del Antiguo Palacio Postal, casi contra esquina del Palacio de las Bellas Artes. Un oaxaqueño era el director general y gracias a él pudo iniciar su ascenso como servidor público, llegando a dirigir varios departamentos en las Secretarías de Comunicaciones y Transportes y en Hacienda y Crédito Público. Complementó sus ingresos con otros empleos de menor rango en turno nocturno.Su matrimonio duró 54 años y llegó a tener 11 hijos, 23 nietos, 22 bisnietos y una docena de tataranietos. De él recuerdo mucho sus constantes consejos como: “Tienes que juntarte con los mejores, con los más inteligentes”; “Debes ser el primero, no el segundo, en tus grupos de escuela”; “Cuando tengas una situación apremiante que llegue a causarte mucho dolor ponte una piedra en el corazón”. Cuando me acompañó a mi Facultad de Medicina en la UNAM me preguntó: “¿Te hincaste en este piso para besarlo? Y completó la frase con: ¡Porque es un lugar sagrado! Con orgullo decía que él nació donde solo las águilas se atreven y que era un indio, como Juárez, de raza pura. Ese personaje, Elías Ramírez López, quien mantuvo toda su vida aferrado a sus sólidos valores y principios éticos y morales, lo que fue su principal legado para sus hijos, fue mi Padre y hoy cumpliría 103 años de edad. Bendito sea en el reino de Dios.
No hay comentarios.: