En riesgo la niñez en México
Generalmente, en un país con menor desarrollo como el nuestro, los padres de familia no tienen una cultura médica que les permita tomar decisiones respecto del nivel de salud de sus hijos menores de edad cuando se encuentran aparentemente sanos; solo acuden a consulta a las unidades del sector salud o a la medicina privada cuando cursan con alguna enfermedad que no pueden controlar en su hogar, en el caso de algún accidente, de un padecimiento de aparición abrupta, inesperada aguda, o cuando descubren tempranamente alguna sintomatología sospechosa de pertenecer a las más de siete mil enfermedades raras conocidas hasta la fecha. Lo anterior, en cierta manera refleja indudablemente el fracaso del Programa de Control del Niño Sano, pues su cobertura de promoción, fomento y educación para la salud es muy limitada por parte de las dependencias del llamado sector salud. Es menester hacer énfasis en que un niño es aquel individuo menor de 15 años de edad.
La situación descrita se magnifica cuando el Estado falla en proteger a la niñez de la nación. Aquí es trascendente señalar el valor de programas como el de vacunación universal con el que se garantiza que un infante no padezca las enfermedades infectocontagiosas que anteriormente se denominaban y se consideraban como “propias de la niñez” por los mismos médicos. En México se llegó a producir los biológicos básicos en el último cuarto del siglo XX y principios del XXI, y los que no era posible elaborarlos por el laboratorio BIRMEX se procedía a importarlos en cantidades suficientes y estuvieran listos para su distribución y aplicación en todo el país, de ahí que con el impulso dado a ese programa por el eminente infectólogo, Dr. Jesús Kumate Rodríguez, entonces Secretario de Salud federal, logramos coberturas hasta del 95% en los niños menores de cinco años, lo que nos valió convertirnos en líderes en el continente americano y por ello recibir el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud; de ahí que se logró eliminar a la Poliomielitis y mantener bajo estricto control al Sarampión, Tuberculosis neonatal, Tosferina, Parotiditis y otras de las que integran el amplio abanico de padecimientos que atacaban a la niñez mexicana. Actualmente ese gran logro se esfumó. BIRMEX ya no cumple con la función que desarrollaba y las coberturas de vacunación se vinieron abajo, con la amenaza de que reaparezcan como enfermedades emergentes aquellas que se habían dominado. (El Economista. Octubre 26/2022). De ese tamaño es el grave problema de Salud Pública que vivimos ahora.Por otra parte, si bien es cierto que el nivel de desnutrición infantil ha disminuido, no se puede comparar lo que sucede en la realidad si consideramos a los niños del área urbana con los del área suburbana (el proletariado de la periferia de las ciudades) y el área rural. Me pregunto ¿Cúal debe ser el promedio del coeficiente intelectual de esas criaturas? Esa es una panorámica que contrasta con la niñez que padece de sobrepeso y obesidad por una malnutrición en nuestra sociedad, lo que ha conducido a que México ocupe el primer lugar en el mundo por este severo problema sanitario asistencial; aquí se incluyen también los adolescentes y en el caso de los adultos solo Estados Unidos de América nos supera. Esos datos nos indican el grado de desinterés que ha mostrado la Secretaría de Salud del ramo al no actuar en su responsabilidad rectora de la salud de nuestro país.
Es cierto que los niños con cáncer, sobre todo leucemia, representan un porcentaje no significativo de toda la población menor de 15 años, pero con el extinto Seguro Popular los padres de familia de los niños afectados recibían el alivio de la ayuda que se les proporcionaba al evitarles los llamados gastos catastróficos, garantizándoles su tratamiento; infinidad de niños con ese y otro tipo de neoplasias lograron salvarse durante los años que se mantuvo vigente ese noble programa. Hoy no es lo mismo y existe la impresión de que están falleciendo muchos niños por la carencia de los medicamentos para su tratamiento.
Esos son tres importantes ejemplos del grado de cómo nos hemos precipitado hacia la mediocridad en un falso sistema nacional de salud que no ata ni desata. La niñez de México es primero. ¿O no?
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