Un riesgo el uso del celular en la niñez

 Mi generación, las anteriores y posteriores en las siguientes décadas antes de concluir el siglo XX, tuvimos una sana niñez con los cuidados y libertades que nos brindaron nuestros padres. Recuerdo con cierta nostalgia las noches en las que escuchábamos en la estación XEW, de la Ciudad de México, el programa de José Francisco Gabilondo Soler, más conocido como Cri Cri “El grillito Cantor”, el que se inició a partir del 15 de octubre de 1934; cuando yo tenía cinco años el programa ya llevaba casi 20 años de transmitirse ininterrumpidamente. Los niños de entonces seguramente nos sabíamos de memoria las decenas de hermosas melodías infantiles que brotaron de la mente de tan talentoso cantautor; así fue durante varios años, mientras que transité de la niñez al inicio de la adolescencia.

Fuimos varias generaciones que luego de asistir a las escuelas públicas y concluir nuestras tareas escolares en casa, contábamos con el permiso de nuestros padres para salir a jugar con otros niños del vecindario a las banquetas, polvorientas calles y jardines de nuestras colonias; practicábamos nuestros deportes favoritos: los varones futbol soccer o básquetbol y las mujercitas el volibol; pero luego nos poníamos de acuerdo para participar en una gran variedad de juegos entre los que recuerdo la matatena, las escondidas, los encantados, las estatuas de marfil, las cebollitas, el avión, el salto de la reata, el burro castigado, el ula-ula; competencias en las que empleábamos los tacones de los zapatos usados para empujar con ellos, cada quien, una moneda hasta llegar a la meta, línea trazada a unos dos o tres metros; o también nos entreteníamos con las clásicas carreritas de nuestros pequeños autos de juguete, elaborábamos barquitos de papel en época de lluvia para colocarlos en los riachuelos que corrían bajo las banquetas o inventábamos aviones también de papel y los echábamos a volar a nuestro alrededor; hubo, por supuesto la época de jugar el yoyo, el trompo, el balero, las canicas, a la lotería, serpientes y escaleras y las infaltables damas chinas; debo agregar también el boliche y la comunicación por “teléfono” con envases de aluminio unidos por un cordón; los varones de más edad llegaron a formar equipos para jugar el llamado “touchito”, tratando de imitar el futbol americano. Por supuesto que la mayor parte de las familias no disponían de televisor, invento que inicialmente transmitió sus programas en blanco y negro a partir de los años 50´s, y luego a color años después. No tener ese aparato en los hogares condicionó que la niñez se divirtiera de la manera que he comentado; la situación comenzó a cambiar a partir de la transmisión de series de caricaturas y de otro tipo de programas que unía a las familias por la tarde y parte de la noche; entonces las calles dejaron de verse pobladas de niños y de sus risas y gritos de manera paulatina, sobre todo cuando la tecnología empezó a invadir de manera exponencial con el teléfono celular, las tablets, las computadoras, los juegos llamados play station y toda la parafernalia de entretenimiento que existe en la actualidad. Estoy situándome prácticamente a fines del siglo pasado y en lo que va del presente. Surgió entonces la generación de los niños y luego adolescentes llamados “milenial”. Se acabó toda una época narrada líneas atrás. No quiere decir que la niñez actual no disfrute de ciertos juegos de la actualidad en parques y jardines, menos aún en el área rural, pero el cambio ha sido brutal, porque ahora predomina todo aquello que tiene que ver con el mundo digital.

El problema es que los niños y adolescentes viven actualmente un mundo que conduce al sedentarismo y sus consecuencias, a la soledad, a la carencia de socialización con sus pares de ambos sexos, a la pérdida de la sana libertad de la cual gozábamos las generaciones anteriores; pero la situación todavía es peor cuando vemos menores de cinco años con un celular como juguete o a jóvenes que emplean los celulares o computadoras para distracciones no apropiadas para su edad. De ahí el riesgo para la salud de las nuevas generaciones. Gobierno y sociedad tienen que trabajar mucho y pronto para transformar esa perversa situación.

No hay comentarios.:

Con tecnología de Blogger.