El Dr. Guillermo Soberón y su extraordinario legado

Conocí al Dr. Guillermo Soberón Acevedo, cuando se encontraba en la medianía de su vida; médico, doctor en química fisiológica y político de nuestro país, oriundo de Iguala, Guerrero, nacido el 29 de diciembre de 1925. Recién había concluido su doble periodo como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y se encontraba desempeñando el cargo de Coordinador de los Servicios de Salud de la Presidencia de la República en la parte final de la gestión del presidente José López Portillo, en 1982. A partir del 1º de diciembre de este último año tomó posesión como Secretario de Salubridad y Asistencia, cuando, frisaba los 47 años de edad invitado por el nuevo jefe del poder ejecutivo federal. Fue en su periodo cuando a iniciativa de él se fundó la actual Secretaría de Salud, se creó la Ley General de Salud en 1984, se estableció el artículo 4º Constitucional que consagra el Derecho a la Protección a la Salud de los mexicanos, impulsó la estrategia de la descentralización de los servicios de salud a los estados y fundó el Instituto Nacional de Salud Pública.

El primer contacto con el Dr. Soberón lo tuve cuando formó parte de la comitiva del presidente López Portillo que vino a nuestra capital a una gira de trabajo en la que se agendó un acto de firma del Convenio de Integración de los Servicios de Salud a Población Abierta. Aconteció al inicio del año que comento. Meses después, acompañé al Dr. Carrillo a la Ciudad de México a convocatoria e invitación especial del propio Dr. Soberón, quien presidió una gran reunión de trabajo en sus oficinas de la Coordinación de los Servicios de Salud de la Presidencia, por el rumbo del Periférico Sur. Ahí, el Dr. Carrillo Silva presentó el proyecto que llevaba para tal ocasión, mismo que durante meses me había tocado coordinar con un gran equipo de trabajo de nuestra dependencia. Por lo mismo fui presentado al Dr. Soberón como colaborador del Dr. Carrillo; su exposición tuvo tal éxito que le valió a este último un cargo superior a nivel federal a partir del 1º de diciembre de 1982.

En otra ocasión, ya siendo Secretario de Salud, le envié al Dr. Soberón un ejemplar de la revista Salud Púbica de México, correspondiente al bimestre septiembre-octubre de 1983, en donde se publicó un ensayo que me fue aprobado por la comisión de la redacción editorial de dicha revista. Tuvo entonces la gentileza de enviarme una tarjeta con sus valiosos comentarios y con su firma original, misma que aparece en mi título profesional pues era rector de la UNAM en aquel momento. Hubo otras dos ocasiones en que saludé al Dr. Soberón, una de ellas al término de su gestión como Secretario de Salud del país, cuando presidió una gran reunión académica en noviembre de 1988 en la ciudad y puerto de Acapulco y de hecho fue un acto anticipado de su despedida de tan importante cargo; por cierto ahí fueron objeto de reconocimiento dos grandes personajes de la salud de México y del mundo: el Dr. Salvador Zubirán Anchondo, fundador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición y el Dr. Hiroshi Nakajima, entonces Director General de la Organización Mundial de la Salud. La última vez que lo traté fue cuando vino a Oaxaca invitado por el gremio médico a ofrecer una conferencia en el Hotel Fortín Plaza, entonces ya estaba en la parte final de su existencia, octogenario pero era presidente de la Fundación Mexicana para la Salud. Ahí aproveché un momento en que se quedó solo para acercarme, saludarle y conversar muy amigablemente, recordando aquellos tiempos en que se desempeñó con un impresionante ritmo de trabajo. ¡Quien fuera a imaginar en ese momento entre los asistentes lo que significaba tan distinguido personaje de la medicina del México del siglo XX fundamentalmente. En fecha reciente adquirí su libro: “El médico, el rector”, publicado el año pasado. No dudé un momento en hacerlo. Estoy en plena lectura, totalmente complacido de poder disfrutarlo cada día. Sumamente ameno, ligerísimo, todo un compendio de la extraordinaria vida y hechos de uno de los más valiosos médicos de nuestro país. Altamente recomendable. Lamentablemente falleció el 12 de octubre del 2020 en Cuernavaca, Mor. Su legado es innegable.

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