2019

Inició de súbito el 2019. Decimos ¡Qué rápido comenzó el nuevo año! y preguntamos ¿Qué nos deparará el destino en los próximos 365 días?, y la respuesta nadie la sabe. ¡Qué bueno que así sea!; solo atinamos a expresar una verdad de Perogrullo, “que está científicamente comprobado que mañana será otro día”; sería casi imposible que no fuera así. Es muy frecuente que cada fin de año y el inicio del siguiente, al interior del núcleo familiar o en las tertulias con las amistades volvamos a preguntarnos si viviremos para tal o cual año, generalmente muy alejado en el tiempo y hacemos nuestros cálculos en los que participamos nosotros mismos y entre los que nos rodean. Así recuerdo el lejano 1959, cuando esperábamos el fin de una década; entre hermanos comentamos entonces ¿Quién vivirá para el año 2000?, el fin de un siglo, y esa fecha nos parecía tan remota que sentimos que llegar a ella sería una eternidad, y cuando sucedió ese hecho afortunadamente los mismos hermanos que nos hicimos aquella lejana pregunta, tuvimos el privilegio de festejar el fin de un siglo y de un milenio, y darle la ruidosa bienvenida a una nueva centuria y al siglo XXI. De eso ya pasaron, aparentemente a velocidad de vértigo, los primeros 18 años y seguimos con vida aquellos niños de hace casi 60 años.

Ahora con mis nietos hemos hecho un ejercicio semejante y como la esperanza de vida al nacer es superior a los 75 años, coincidimos los adultos que por haber nacido a partir del 2010, muy probablemente alcanzarán, los nietos, el año 2100. Por supuesto que los que somos adultos mayores solamente nos conformamos con “arañar” el año 2030, edad a la que aspiraríamos llegar con calidad de vida. En ese cándido ejercicio, el de jugar con el tiempo, quienes ya hemos recorrido gran parte de nuestra existencia, en estos días de tranquilidad, de relax, de reflexión, hacemos un recuento de lo que ha pasado con nuestras vidas, pero también incluimos los sucesos y acontecimientos observados en nuestro país y a nivel mundial. En mi caso, me parece verdaderamente asombroso lo que ha ocurrido en los últimos 100 años, a partir de 1919. ¡Cuánto camino ha recorrido la humanidad en tan corto lapso de tiempo!

Por ejemplo, hace un siglo apenas había concluido la Primera Guerra Mundial y la pandemia de Influenza, llamada “Gripe española”, causaba millones de víctimas mortales, tal vez más que las contabilizadas por esa gran conflagración guerrera que había iniciado en el verano de 1914. Esta última, paradójicamente trajo como consecuencia extraordinarios avances tecnológicos, en parte para superar las tremendas carencias del incipiente armamento, pero que luego resultaron en beneficio de la especie humana, situación que se vio superlativamente mejorada con la 2ª Guerra Mundial en el periodo de 1939 a 1945. En tan solo una centuria se desarrollaron los automóviles y toda clase de vehículos de transportación terrestre, las naves que surcan los mares entre los cinco continentes y la aviación, alcanzó un ritmo frenético a gran escala, de tal manera que ahora surcan los cielos millares de aerotransportes en los que transitan millones de pasajeros y de toneladas de toda clase de bienes y productos. Así también los Estados Unidos de Norteamérica lograron depositar en nuestra Luna a los primeros astronautas en 1969.

Tales avances han sido en todos los campos del quehacer humano. En cuanto a los logros en medicina podría publicarse un libro cuyo contenido apenas alcanzaría para reflejar un resumen de tantos adelantos. Baste saber la maravilla de inicios del siglo XX: la conclusión y usos iniciales del genoma humano. Desde luego, lo primero que se nos ocurre cuando pensamos en el desarrollo de la tecnología incluye la radio, la televisión, la computadora, los video juegos, los CD´s y DVD´s, que dejaron atrás a los casettes de música y video, como los modelos Beta y VHS, el internet, el teléfono celular y sus impresionantes innovaciones, la robótica, etc. La velocidad del conocimiento es tal que tan solo en medicina se dice que lo que hoy es verdad, en cinco años, cuando más, será cosa del pasado. El objetivo de los seres humanos está puesto en alargar su existencia con calidad de vida. ¿Cuánto se logrará en los próximos 100 años?

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