Al rescate del edificio que albergó al INJEO

Existe, en la segunda calle de prolongación de Belisario Domínguez de la Colonia Reforma, un inmueble de lo que al parecer algún día se proyectó para funcionar como hotel. Es un edificio de varios niveles y lateralmente, en escuadra, dispone de un área física de una planta que tal vez operaría como sala de recepción y lobby. Hubo un momento en que el gobierno del Estado se hizo cargo de esa propiedad, ignorándose si la adquirió o solamente la rentó a un particular para utilizarlo como oficinas del entonces Instituto de la Juventud Oaxaqueña, hoy del Estado de Oaxaca (INJEO). Así operó hasta que la dependencia cambió de domicilio a la calle de Heroico Colegio Militar, antes de que concluyera la administración anterior (actualmente en el número 804 de la calle Fuerza Aérea Mexicana). El caso es que el edificio, carente de por sí de un adecuado programa de conservación y mantenimiento durante el tiempo que lo utilizó el gobierno estatal, en estos últimos años al sufrir un abandono total luce sumamente deteriorado, con múltiples grafitis en sus paredes interiores y exteriores, que se pueden observar tanto en su fachada de Belisario Domínguez como por la que corresponde a la calle privada de Gardenias, y sus espacios están abiertos a quienes deseen hacer uso de él, es decir, puede introducirse cualquier persona y tal vez hasta pernoctar y realizar sus necesidades fisiológicas. Lo que antes eran áreas verdes ahora son abundantes matorrales y aquello que podría haber sido una pequeña alberca, ahora se ha convertido, en época de lluvia, en un estanque que sirve como criadero de mosquitos.

Hace poco más de un mes que una brigada se dedicó a podar todos los árboles que se encuentran plantados sobre la banqueta que circunda el terreno donde se halla el inmueble de referencia. En realidad, los vecinos creímos que tal acción era el inicio de un plan mayor de rescate y ya nos hacíamos a la idea de que en muy poco tiempo veríamos una radical transformación por el uso que tendrían las antiguas instalaciones. Sin embargo, nos quedamos en ascuas y hasta el momento en un nuevo compás de espera, porque todo quedó hasta ahí, cosa que de cualquier manera agradecimos para nuestro interior, pues el sitio lucía tétrico y muy peligroso para circular por él de noche, y sumamente descuidado y lleno de basura durante el día. No tengo conocimiento de que haya ocurrido algún tipo de delito ni dentro ni fuera de ese sitio, pero a primera vista da la impresión que sí se han cometido o podrían cometerse, pues existen las suficientes condiciones para que ello ocurra.

Por eso es importante que la autoridad a quien corresponda, acuda al rescate del viejo inmueble o de plano determine qué se va a hacer con él, porque representa un peligro latente para la ciudadanía, un nicho de vectores para la reproducción de insectos transmisores de enfermedades como el Dengue o el Chikungunya; además, es un lugar que afea la vista y un edificio del que no se obtiene provecho alguno y que cada día que pasa se deteriora más. Si efectivamente su propietario es un particular, aplicar lo que proceda para que lo atienda o de plano lo venda y tenga finalmente un uso apropiado.

Por otra parte, soy un ciudadano que por lo menos cada fin de semana incluyo en mí recorrido a pie por la colonia Reforma, de ida y vuelta, a la Calzada Porfirio Díaz, avenida que se convirtió, a raíz de su rehabilitación, en un ícono de nuestra ciudad, la que mantiene un constante movimiento de toda clase de vehículos de motor, que se presume ante nuestros visitantes que viajan en los autobuses propios para el turismo, que se la utiliza con frecuencia como parte de la ruta trazada para competencias de carrera y trote y que el último domingo de cada mes sirve para el sano esparcimiento familiar, razón por la cual se bloquea el tránsito vehicular. Bien, pues esa hermosa Calzada lucía esplendorosa, limpia y con sus áreas verdes atendidas por alguna brigada de jardinería, pero hace tiempo que comenzó su deterioro por falta de acciones de conservación y mantenimiento. ¿Hay que esperar a que esa importante arteria se convierta en un nuevo ejemplo de inmundicia y descuido, como sucede con el viejo inmueble?

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