Hepatitis en Oaxaca

En el segundo semestre de este año hubo varias notas informativas en los medios de comunicación relacionadas con la aparición de casos de Hepatitis Aguda tipo A en municipios conurbados a la capital del Estado; el último brote tuvo lugar en Santa Cruz Mixtepec; las acciones se extendieron a tres de sus agencias: San Mateo Mixtepec, El Trapiche y Colonia Emiliano Zapata, del cual los Servicios de Salud de Oaxaca, SSO, establecieron el cerco epidemiológico correspondiente. Al respecto, el Dr. Miguel Alberto Vásquez Rodríguez, jefe de la Unidad de Epidemiología de la Dirección de Prevención y Promoción de la Salud de dicha dependencia, comentó que “de la semana epidemiológica 34 a la 35 Oaxaca registró un incremento del 8.5 % en el número de casos reportados de Hepatitis A. Son 431 las personas que en algún momento del 2018 presentaron la enfermedad, que está asociada con el consumo de agua con heces fecales o alimentos contaminados”. (Nota de Nadia Altamirano. Noticias. 14 septiembre/2018).

En la misma nota se menciona que en las Jurisdicciones Sanitarias Valles Centrales, Istmo y Sierra, habían ocurrido siete brotes, concentrándose el mayor número de casos en tres municipios de esta última: San Jerónimo Tlacochahuaya, San Pablo Villa de Mitla y en Santa Ana del Valle; en el Istmo se observó un incremento en San Blas Atempa y Juchitán de Zaragoza y en los Valles Centrales el brote mencionado en Santa Cruz Mixtepec, con 12 casos comprobados de 17 probables. Han sido los propios SSO quienes han reportado el mayor número de casos entre las dependencias del sector salud. En una revisión al Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud Federal, hasta la semana No. 38 se han registrado 460 casos en el Estado de Oaxaca, cifra que es ligeramente mayor al total observado en el 2017 y muy superior a los 272 casos del 2016, la menor cantidad que había ocurrido en la última década, si partimos que en el año 2008 hubo 1,183 casos. Con dicho comportamiento estadístico no debemos alarmarnos por lo que ha sucedido hasta el momento, aunque sí preocuparnos, porque en los últimos tres años la tendencia es ascendente, situación epidemiológica que no se observa con el comportamiento de la Hepatitis Aguda tipo A, a nivel nacional, pues en el periodo 2012-2018 la tendencia es francamente descendente (de 21,235 a 4,918 casos hasta la semana 38). Veremos cuántos se acumulan al concluir el 2018.

Vale la pena destacar información valiosa que nos aporta la Organización Mundial de la Salud sobre esta virosis en particular, la que puede causar enfermedad de moderada a grave. Casi todos los enfermos de este tipo de Hepatitis llegan a recuperarse totalmente y adquieren inmunidad de por vida. A diferencia de las Hepatitis B y C, la Hepatitis A no afecta al Hígado de manera crónica y rara vez es mortal, pero puede causar síntomas debilitantes y en una pequeña proporción de casos insuficiencia hepática aguda (Hepatitis fulminante), que se asocia a una alta mortalidad. Se transmite por ingestión de alimentos o bebidas contaminados con dicho virus o por relaciones sexuales con una persona infectada. La infección se asocia a la falta de agua potable y a las deficientes condiciones higiénicas (manos sucias, por ejemplo) y de saneamiento. Los brotes epidémicos se propagan en forma explosiva y su aparición causa pérdidas económicas de consideración. Aunque hay vacunas seguras y eficaces para prevenir la Hepatitis A en México todavía no se encuentra en el cuadro básico de vacunación, pero sin duda el suministro de agua potable, la higiene de los alimentos, el cuidado del saneamiento y lavarse las manos son medidas eficaces para prevenir la enfermedad. Es importante señalar que, a nivel mundial, la mayoría de las personas ya tuvo contacto con el virus de este tipo de Hepatitis y no desarrolla la enfermedad, sobre todo en localidades endémicas. Que su gravedad y mortalidad aumentan con la edad y que los adultos desarrollan signos y síntomas con mayor frecuencia que los niños. No hay ningún tratamiento específico. Los síntomas pueden remitir lentamente, a lo largo de varias semanas o meses. Solo es necesaria la hospitalización en caso de insuficiencia hepática aguda.

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