¡Es una guerrera…!

Con esa expresión se califica actualmente a la mujer que lucha denodadamente por conservar la vida, cuando se sabe que tiene cáncer de mama y se encuentra en alguna etapa del tratamiento al que ha sido sometida de acuerdo al estadio de la neoplasia, término médico con el que se denomina al cáncer. Como sucede con el que ataca al cuello del útero, si se diagnostica el cáncer de mama tempranamente, es muy elevada la posibilidad de la curación definitiva, de ahí la insistencia de inducir a la mujer para que de manera rutinaria se auto explore ambos senos de acuerdo con el procedimiento universalmente difundido y, de sentir la sospecha de cambios en su consistencia, coloración de la piel, tamaño y sensación de haber encontrado la clásica “bolita”, acudir de inmediato al médico para corroborar si se está ante una situación anormal.

Por supuesto que la mamografía periódica ofrece la certeza de estar bien o de indicar que existe un diagnóstico de presunción de la posibilidad de un tumor, pero cuando el médico requiere de mayor precisión recurre a la mamografía de diagnóstico, mediante la cual se toman más imágenes de la mama; es un magnífico estudio si la mujer presenta signos tales como un “bulto” nuevo o secreción del pezón. Otro estudio muy valioso resulta ser la ecografía, que emplea ondas de sonido con lo que se crea una imagen del tejido mamario, y se puede distinguir entre una masa sólida <posible cáncer> y un quiste lleno de líquido, que la mayoría de las veces no es cancerosa. La confirmación de cáncer es por medio de una biopsia con una aguja fina, si se trata de colectar una pequeña muestra de células de la mama, aunque generalmente se utiliza la biopsia profunda bajo anestesia local, para obtener una muestra más grande de tejido. Es posible que el cirujano busque y extirpe una pequeña cantidad de ganglios linfáticos centinela debajo del brazo, los cuales reciben el drenaje linfático de la mama.

El cáncer de mama es la segunda neoplasia más frecuente en el mundo y el que más se presenta en la mujer. Se estima que cada año se diagnostican 1.67 millones de casos nuevos, lo que representa el 25% de los casos de cáncer en la mujer. Contrario a lo que podría suponer el común de la población, la incidencia es mayor en los países desarrollados, con excepción de Japón. Es la principal causa de muerte por tumor maligno en las naciones en vías de desarrollo y la segunda en los de mayor grado de desarrollo, solo detrás del cáncer de pulmón, registrándose una defunción cada minuto. En América Latina es el cáncer más frecuente y la principal causa de muerte por un tumor maligno. En nuestro país, desde el 2006 el cáncer de mama desplazó al cáncer cérvico uterino, para ubicarse como la principal causa de muerte de la mujer. Se estima que se diagnostican más de 20 mil casos anualmente y más de 5,500 defunciones en ese periodo. Aunque existen factores genéticos que influyen de manera significativa para que una mujer desarrolle cáncer de mama, también se consideran otros factores de riesgo que contribuyen para el incremento que se observa de esta neoplasia en las mujeres mexicanas; uno de las más destacados tiene su basamento en los hábitos alimenticios adoptados en las últimas décadas, particularmente los que son propios del estilo de vida de las naciones desarrolladas.

El cáncer de mama no distingue edad de aparición en la mujer, tampoco estatus social. No pocas profesionales de la salud, médicas, enfermeras y otras, han fallecido por dicho padecimiento, el que por su relevancia en el mes de octubre se hace énfasis a nivel mundial para desarrollar acciones de prevención en todos los niveles de atención. Muy lamentable es que fallezcan mujeres a muy temprana edad, solteras, casadas o en unión y con uno o más hijos. Cada muerte se convierte en un tremendo drama en la familia, pues esta pierde a uno de sus miembros clave para su sostén y equilibrio físico, moral, psicológico y muchas veces económico. En ese sentido la mujer es columna vertebral que sostiene la vida de una familia; su ausencia la desquebraja brutalmente. Por ello, contra viento y marea su lucha contra el cáncer la convierte en una verdadera guerrera para poder subsistir. Muchas lo han logrado, pero otras no y esa es una gran tragedia.

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