No entienden o no quieren y no actúan

Campañas van y campañas vienen de todo tipo, para prevenir los constantes riesgos a que somos sometidos los mexicanos cada día, riesgos que son una constante amenaza para la salud individual y colectiva, meta y misión esta última de la Salud Pública, a la que va dedicada esta columna. 

Entre esas campañas <campaña: “conjunto de actividades o de trabajos que se realizan en un período de tiempo determinado y están encaminados a conseguir un fin o un objetivo”> destacan la eliminación del hábito de fumar cigarrillos o puros; reducción de la ingesta de bebidas azucaradas (en particular los llamados “refrescos); ingesta de bebidas alcohólicas con moderación; ningún consumo de sustancias ilícitas causantes de adicción; aplicación de las vacunas de acuerdo a la edad y sexo; medición, chequeo y ejercicio físico para evitar el sobrepeso, obesidad y la diabetes mellitus; empleo del condón en cada acto sexual; planificación de la familia; erradicación de la violencia intrafamiliar en todas sus manifestaciones (física, psicológica, económica y sexual); en el caso de la mujer autoexploración de los senos, solicitud periódica de la mamografía y del estudio citológico de Papanicolaou, para detección oportuna de cáncer mamario y cáncer cérvicouterino, respectivamente; con respecto al varón consulta médica para detección oportuna del cáncer de próstata, pulmón o colon; eliminación de toda clase de cacharros y cuidado de los depósitos de agua, uso de pabellones y repellado de paredes para prevenir la transmisión del Dengue, Chikungunya y Zica; aplicación permanente de las medidas de higiene personal (cepillado de dientes, baño diario, lavado de manos después de ir al baño y antes de consumir alimentos); conducción de vehículos de motor con cinturón de seguridad, sin utilizar el teléfono celular y no haber ingerido bebidas alcohólicas; respeto a las leyes de tránsito y al tope de velocidad reglamentada, y tantos más. 

A pesar de todas las campañas que se difunden en los medios de comunicación masiva, de manera oral, personalizada y en grupos, o mediante bien diseñados espectaculares, lonas, folletos, carteles, trípticos, display´s, algo sucede que pareciera que un porcentaje, aparentemente significativo de la población no entiende, no quiere hacer caso y no actúa en consecuencia, en bien de su salud y posiblemente de su propia familia, y por supuesto de la sociedad. Un buen ejemplo lo tenemos con los fumadores, quienes adquieren sus cigarrillos preferidos y pasan por alto las imágenes y recomendaciones, que por reglamento sanitario señalan las empresas tabacaleras en cada cajetilla. Otro ejemplo lo tenemos en los videos que se han viralizado en las redes sociales, sea por WhatsApp o por Facebook, y cuyo contenido ilustra extraordinariamente los efectos fatales por hacer uso del celular al conducir un vehículo de motor, al caminar o al utilizar una simple bicicleta. Un ejemplo más, y muy frecuente, se observa en los restaurantes, fondas o en los sitios informales donde se consumen alimentos, pues difícilmente los comensales se lavan las manos antes de la ingesta de aquellos. ¿Lo harán después de ir al baño?
¿Qué sucede entonces? ¿No causan impacto los mensajes? ¿Dónde radica el problema? Pues da la impresión de que “les vale” a los que no cambian de actitud. Diría Héctor Suárez, excelente actor y mejor comediante ¿Qué nos pasa?, con su consiguiente respuesta ¡No hay, no hay! ¿No hay qué? Pues no hay moral, no hay principios, no hay educación. ¿Y dónde se obtiene ésta? Pues en el hogar, mediante la formación apropiada que se espera de padres a hijos. Luego entonces, ¿Está fallando la educación a nivel familiar? No hay que olvidar que los hijos actúan principalmente por medio del ejemplo que observan de sus progenitores. ¿Pero los cónyuges están preparados para cumplir correctamente su rol para con sus hijos? Creo que hay una falla en las nuevas generaciones. 

Actualmente hay factores sociales muy conocidos y discutidos que impiden o dificultan la transmisión de conocimientos y valores en el seno de la familia. El tema es muy amplio y complejo de atender, pero no es exclusivo del sector salud.

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