La Familia Burrón
El sano entretenimiento coadyuva a la salud mental; a ello contribuyó en grado sumo “La Familia Burrón”, historieta semanal que, con sus 34 páginas a todo color, Don Gabriel Vargas Bernal, su creador, nos deleitó hasta el que sería el último número de la revista, el 1,616, de la segunda edición, el 26 de agosto del 2009. Nueve meses después, el 25 de mayo del 2010, fallecía el afamado caricaturista mexicano. De acuerdo con Rafael Barajas Durán, más conocido como El Fisgón: “Si se cuentan los capítulos aparecidos en las dos ediciones, la primera a partir de los años cuarenta y la segunda en los años setenta, hay más de tres mil historias de La Familia Burrón. Hubo un tiempo en que todo México las leía. Los oficinistas en el trabajo, las amas de casa, los niños en las escuelas, los maestros y los pasajeros del camión”. Desde que estudié la preparatoria fui un asiduo lector de la revista. No me faltaba cada semana. Pasaron los años y hubo un momento en que comencé a guardar cada número hasta poseer varios centenares. Un día mi esposa me comentó que las revistas que yo archivaba ya eran demasiadas y con mi consentimiento las donó a un asilo para ayudar al solaz y esparcimiento de las personas de la tercera edad; unos años después, recuperarlas fue misión imposible; supuestamente ya no estaban en ese lugar. Ignoro si cumplieron su cometido y a donde fueron a parar.
De los números que coleccioné del 2006 al 2009 un encuadernador me entregó tres tomos con una excelente presentación. Son para mí un pequeño tesoro. La editorial Porrúa editó una antología impresa en varios tomos en blanco y negro. Sé que la redacción completa se exhibe en un museo de Florencia, Italia; que su contenido contribuye con la cátedra sobre la sociedad mexicana que se imparte en la Universidad de la Sorbona, en París; que una sala del Museo del Estanquillo que creó Carlos Monsivais, está dedicada a dicha historieta y que en la calle de Regina, ubicada en el centro histórico de la capital del país existe un mural alusivo, el cual lleva por nombre “Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo”, donde también se rinde tributo a Frida Kahlo, Carlos Monsivais y a otros personajes.
La Familia Burrón se constituyó, desde 1948 y hasta su desaparición más de seis décadas después, en una de las series costumbristas y humorísticas más emblemáticas de México. “La obra en su conjunto retrata la sociedad mexicana de su tiempo, la vida de la vecindad en la gran urbe y la lucha de los pobres por salir adelante. Vargas recreó en sus personajes a los tipos mexicanos rurales o urbanos típicos para, paulatinamente y al ritmo de los tiempos cambiantes, incorporar personajes con intereses nuevos. Usaba para sus historietas un florido lenguaje popular que no dio cobijo a palabras malsonantes, algo de lo que su autor se jactaba. También fueron invitados seres fantásticos, extraterrestres, animales parlantes, brujas, demonios, y hasta vampiros”. (www.tubeosfera.com/autores/vargas_bernal_gabriel.htlm)
Doña Borola Tacuche, Regino Burrón, Regino chico, Macuca, Foforito y su perro Wilson, se interrelacionaron por lo menos con otros 30 personajes más. Don Gabriel Vargas fue el 5º de 11 hermanos, nació en Tulancingo, Hidalgo, en 1915 y falleció en la Ciudad de México 95 años después. Siendo adolescente mostró su genio como caricaturista. A los 17 años fue jefe del departamento de dibujo del periódico Excélsior. Antes de su obra cumbre creó por lo menos 12 revistas a base de caricatura. Recibió las siguientes distinciones: Premio Nacional de Periodismo en caricatura, por su trabajo realizado en Editorial Panamericana (1983); Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Artes y Tradiciones Populares (2003) y el Reconocimiento como Ciudadano Distinguido por el gobierno de la Ciudad de México (2007). El 19 de agosto del 2008 la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo le confirió el grado de Doctor Honoris Causa. Su obra, divirtió e hizo reflexionar a varias generaciones de mexicanos. Sus descendientes no continuaron con su edición. Hoy que me he encontrado de nuevo con sus personajes, valoro aún más la magnitud de la obra artística de un grande de nuestro país.
De los números que coleccioné del 2006 al 2009 un encuadernador me entregó tres tomos con una excelente presentación. Son para mí un pequeño tesoro. La editorial Porrúa editó una antología impresa en varios tomos en blanco y negro. Sé que la redacción completa se exhibe en un museo de Florencia, Italia; que su contenido contribuye con la cátedra sobre la sociedad mexicana que se imparte en la Universidad de la Sorbona, en París; que una sala del Museo del Estanquillo que creó Carlos Monsivais, está dedicada a dicha historieta y que en la calle de Regina, ubicada en el centro histórico de la capital del país existe un mural alusivo, el cual lleva por nombre “Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo”, donde también se rinde tributo a Frida Kahlo, Carlos Monsivais y a otros personajes.
La Familia Burrón se constituyó, desde 1948 y hasta su desaparición más de seis décadas después, en una de las series costumbristas y humorísticas más emblemáticas de México. “La obra en su conjunto retrata la sociedad mexicana de su tiempo, la vida de la vecindad en la gran urbe y la lucha de los pobres por salir adelante. Vargas recreó en sus personajes a los tipos mexicanos rurales o urbanos típicos para, paulatinamente y al ritmo de los tiempos cambiantes, incorporar personajes con intereses nuevos. Usaba para sus historietas un florido lenguaje popular que no dio cobijo a palabras malsonantes, algo de lo que su autor se jactaba. También fueron invitados seres fantásticos, extraterrestres, animales parlantes, brujas, demonios, y hasta vampiros”. (www.tubeosfera.com/autores/vargas_bernal_gabriel.htlm)
Doña Borola Tacuche, Regino Burrón, Regino chico, Macuca, Foforito y su perro Wilson, se interrelacionaron por lo menos con otros 30 personajes más. Don Gabriel Vargas fue el 5º de 11 hermanos, nació en Tulancingo, Hidalgo, en 1915 y falleció en la Ciudad de México 95 años después. Siendo adolescente mostró su genio como caricaturista. A los 17 años fue jefe del departamento de dibujo del periódico Excélsior. Antes de su obra cumbre creó por lo menos 12 revistas a base de caricatura. Recibió las siguientes distinciones: Premio Nacional de Periodismo en caricatura, por su trabajo realizado en Editorial Panamericana (1983); Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Artes y Tradiciones Populares (2003) y el Reconocimiento como Ciudadano Distinguido por el gobierno de la Ciudad de México (2007). El 19 de agosto del 2008 la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo le confirió el grado de Doctor Honoris Causa. Su obra, divirtió e hizo reflexionar a varias generaciones de mexicanos. Sus descendientes no continuaron con su edición. Hoy que me he encontrado de nuevo con sus personajes, valoro aún más la magnitud de la obra artística de un grande de nuestro país.
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