Sífilis y sus efectos devastadores

Los siguientes personajes padecieron sífilis: James Joyce, Kafka, Edgar Alan Poe, Lord Byron, Oscar Wilde, Vincent Van Goh, Paul Gauguin, Charles Baudelaire, Shakespeare, Marqués de Sade, Franz Peter Schubert, Donizetti, Al Capone, Mozart, Beethoven, Niccolò Paganini, Federico Nietszche, Oscar Wilde, Francisco de Goya, Benito Mussolini, Pedro I de Rusia, Franz Liszt y Maximiliano de Habsburgo, y muchos más.

La sífilis es una enfermedad milenaria de los seres humanos, cuyo origen real se desconoce. En 1901, el dermatólogo y sexólogo berlinés Iwan Bloch estableció que la enfermedad venérea de la sífilis llegó a Europa, hacia 1493-94, atribuyéndose tal hecho a la tripulación que acompañó a Cristóbal Colón. En el viejo continente hubo un brote epidémico en 1500. Fue Girolamo Fracastoro, médico, humanista y poeta italiano, quien compuso su poema sobre la sífilis o “mal francés”, publicado por primera vez en 1530 y en el que acuña el término de sífilis. Los textos de historia de la medicina señalan la evolución que a lo largo de más de cuatro siglos tuvo la muy diversa terapéutica que se les ocurrió a los médicos en distintas etapas. Destacan por ejemplo el uso del guayaco, la práctica de ejercicios corporales recomendados por el médico italiano Hieronymus Mercurialis, la asistencia a balnearios como lo sugería Tomasso Campanella, bañarse frecuentemente en vino, uso de mercurio, como lo preconizó Thomas Sydenham, médico londinense y la reclusión en lazaretos <como fue el caso de quienes padecían lepra>.

Fueron siglos de oscurantismo para la ciencia médica en lo que respecta a las enfermedades transmitidas por microrganismos, por esa razón el médico francés Nicholas Andry expuso y defendió la llamada patología vermicular, según la cual las enfermedades infecciosas como la viruela, la peste y la sífilis, son causadas por gusanos. Hasta el tres de marzo de 1905 Fritz Schaudinn y Erich Hoffmann descubrieron una bacteria de cuerpo fino, alargado y arrollado en forma helicoidal, muy activa y rápida, a la que llamaron Spirochaeta pallida, conocida mejor como Treponema pallidum. Un año después, el bacteriólogo berlinés August von Wasserman descubrió, en colaboración con el dermatólogo Albert Neiser y su discípulo Carl Bruck, un método para detectar la presencia de una infección de sífilis en el suero. Sin embargo, el tratamiento definitivo tardó varias décadas en ser descubierto.

Mientras tanto, en los inicios del siglo XX se seguía empleando el mercurio, en pomadas o en inyecciones, pero sus efectos secundarios eran terribles, pues lesionaba a los riñones y afectaba el sistema nervioso central. En 1910 P. Ehrlich introdujo el uso de un preparado con arsénico, al que comercialmente se llamó Salvarsán y comenzó su venta en 1911. No fue la salvación y para 1917 los sifilíticos constituían un tercio de los internos de las instituciones psiquiátricas en Europa. Actualmente la detección de la sífilis es relativamente sencilla y rápida. Desde el advenimiento de la penicilina a mediados del siglo pasado, el tratamiento es sumamente efectivo. El más utilizado es la dosis única de bencil-penicilina benzatina por vía intramuscular. En los enfermos alérgicos a la penicilina se ha recomendado aplicar dociciclina o tetraciclinas por dos semanas.

El problema de la sífilis es que es una enfermedad de una larga evolución, que afecta órganos sexuales externos, piel, mucosas, órganos internos, a las 8 semanas causa fuertes dolores en músculos, articulaciones y huesos. Llega a causar daño en la cara: frente, nariz y labio superior. Pasados 30 años ocasiona parálisis progresiva, delirios, alteración de la personalidad, lesiones de los vasos cerebrales y la muerte. La OMS registra 5.6 millones de personas infectadas y se estima que más de 900 mil mujeres embarazadas contrajeron sífilis en 2012, lo que causó complicaciones en alrededor de 350 mil casos, incluidos los de muerte prenatal. En México su tendencia ha sido ascendente en los últimos 20 años; en el 2017 se registraron 4,505 casos y en Oaxaca 73. El uso apropiado del condón previene la sífilis y la enfermedad se puede curar de manera definitiva.

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