El Síndrome de Peter Pan y el miedo al futuro
En el noticiero vespertino de Joaquín López Dóriga durante la pandemia de Covid 19, incorporó a un valioso elemento para obsequiar con sus excelentes opiniones temas relacionados con el comportamiento de dicha emergencia sanitaria por parte de la sociedad; el citado personaje es el Rector de la Universidad Panamericana, José Antonio Lozano Díaz. Como fue un gran acierto su intervención semanal, López Dóriga ha mantenido hasta por dos veces a la semana la participación de Lozano Díaz hasta la fecha, convirtiéndose en un magnífico colaborador quien aborda temas muy variados cada martes y los viernes expone temas a lo que él llama “lo que no se enseña en la escuela”; en fechas recientes obsequió a la audiencia dos temas estrechamente relacionados entre sí: “El Síndrome de Peter Pan” y “El miedo al futuro”. El primero de ellos tiene su basamento en el libro del mismo nombre publicado en 1983 por el psicólogo Dan Kiley, en el que dicho autor ya destacaba lo que a su parecer era ya una forma de comportamiento de las nuevas generaciones humanas; situación que prevalece actualmente de manera amplificada en todo el mundo entre los jóvenes a los que se ha denominado “milenials” y “sentelials”.
La idea del Síndrome de Peter Pan consiste en que hoy en día un elevado porcentaje de jóvenes sienten temor y miedo al futuro de manera individual y de la propia humanidad; creen que la época que están viviendo es peor que la observada por las generaciones anteriores, lo cual es un craso error pues como nunca nuestra especie transita por una era que demuestra los grandes avances de nuestra civilización, en cierto modo se trata de una mejor prosperidad en todos los órdenes de la vida, caracterizada por increíbles adelantos científicos y tecnológicos en todos los campos del quehacer humano, siendo ostensible el dominio en las comunicaciones, del espacio aéreo como terrestre y marítimo, de las enfermedades transmisibles con lo que se ha alcanzado una esperanza de vida que en algunos países ha rebasado los 80 años de edad; destaca que la producción de alimentos a nivel mundial es impresionante, así como el crecimiento y desarrollo en sectores como la salud y la educación; de esta ultima la población tiene acceso a niveles de escolaridad nunca vistos, a una amplísima red de escuelas de nivel básico y superior en miles de campos en los cinco continentes, y el arribo cada día mayor a universidades y centros de educación superior en donde se imparten un mosaico de licenciaturas, diplomados, especialidades, maestrías, doctorados e infinidad de post-doctorados, tanto en planteles del sector público como privado.
Es cierto que la humanidad no está exenta de conflictos armados en diversas regiones del planeta, en la que el exterminio de poblaciones enteras es cruel y las muertes por hambre es lo común; estos hechos seguirán observándose mientras las naciones sean dirigidas por líderes corruptos e insensibles al dolor humano; así será de manera frecuente a través de los siglos. A pesar de los datos y signos de prosperidad actual las nuevas generaciones tienen miedo al futuro y ese temor se manifiesta entre otras formas por un marcado conformismo, una gran inseguridad en sí mismos, en el uso indiscriminado de los avances tecnológicos como ocurre con los celulares, las tabletas y las computadoras, por lo cual millones de adolescentes y de hombres y mujeres de la segunda y tercera década de la vida principalmente pasan su vida en una terrible soledad y sin socializar como sucedía hasta muy avanzado el siglo XX. El miedo al futuro es causa de un contundente desapego a la idea de la independencia y la bien entendida libertad para actuar con valentía, con audacia responsable fuera de la vida en común con padres y hermanos. Ese temor se expresa también porque las nuevas generaciones no quieren asumir compromisos como el matrimonio y tener hijos, de modo tal que si llegan a aventurarse como antaño en la integración de una familia, la duración de ésta es temporal en convivencia sin ningún documento que los ate civil y religiosamente, dando lugar a un porcentaje cada vez mayor de separaciones o de divorcios; es decir, las parejas difícilmente llegaran a consolidarse unidas cada vez más como era habitual observar en el pasado inmediato. Es obvio que la soledad juvenil conduce a la depresión, estrés y desmotivación para lograr una conducta de sanas aspiraciones tendientes a la prosperidad y a dejar un legado positivo en esta vida.
Les invito, estimados lectores a hacer un recuento de lo que sucede en sus propias familias y en el ambiente social de su alrededor para que constaten la realidad de lo que significa el Síndrome de Peter Pan y el miedo al futuro. Estoy plenamente convencido que es posible modificar ese rumbo pero siempre y cuando actúen con efectividad las familias, las diversas iglesias, las organizaciones de la sociedad y los gobiernos de cada país.
El Síndrome de Peter Pan y el miedo al futuro
Reviewed by Dr. Miguel Ángel Ramírez Almanza
on
sábado, agosto 09, 2025
Rating: 5